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Y la vida con sus misterios, y el mundo con los suyos, y yo con mi pensamiento, y tú escuchando, o no.
Esta mañana el cielo estaba azul. Hacia las diez u once empezaron unas nubes preciosas a dibujarse, y las poquitas nubes eran un paraíso en el cielo de esta ventana desde la que trabajo. El día ha avanzado, son ahora las tres y cuarto, sigue habiendo nubes, hay más nubes, ahora el azul es minoría, y yo en mi pensamiento sigo con mi idea: todo lo de ahí fuera eres tú mismo, toda tu vida sale de ti, todo lo que percibes lo construyes tú, no es que lo imagines: es que lo creas, y en castellano como en otros idiomas tienen su gracia y su misterio también estas similitudes de las palabras: “es que lo creas”, presente de indicativo de crear, no subjuntivo de creer, y entre creer y crear solo una letra de diferencia, tan mínima la diferencia como la que hay entre el significado de esos verbos, pues así es: la realidad la creas en el momento en que crees en ella.
Si arreglas tu vida has arreglado el mundo, si aprendes a estar tú bien, a no alterarte haciendo daño, si lo que tienes dentro hace que los que estén contigo estén mejor, has arreglado el mundo, has arreglado el mundo. Como el amigo de Mel Gibson en la película aquella, la caridad empieza por casa: la primera misión es la que está más cercana, y así toda la vida: a menudo lo que la vida nos pide es lo que nos queda más a mano y lo que no resulta difícil, y a menudo esforzarse por lo difícil es contraproducente: quizá se te está haciendo difícil porque aún no es el momento.
Amor.



© del texto: Santiago Tena, 2007.
Imagen tomada de http://www.monteuve.com/archivo/fa4.html.