miércoles, 21 de noviembre de 2007

Egoísmo sagrado





Ser sagradamente egoísta, sagradamente egoísta.
Desde pequeño, busco maneras de arreglar el mundo, y las encuentro a cada paso, y las ejerzo, y tenía yo mi fantasía-filosofía-manera hace años más que de arreglar el mundo de arreglarme a mí mismo, y me ceñía a frases evangélicas que hablaban de tesoros y corazones, y pensaba que a base de dar limosna llenaba mi corazón de cielo y de bondad, y una de las cosas que más me preocupaban era mi maldad, era evitar a toda costa mi maldad, y en la limosna creía encontrar un método para sanar de esa maldad, y la verdad es quizá no haya sanado del todo, y me hacía yo mis métodos de dar justo dos monedas al pobre de la esquina, y luego me di cuenta de que ese tipo de limosna era peor: ya no podía pasar yo por la esquina sin que el pobre me parara y me pidiera más y más, basándose en pasadas generosidades y esperando de mí a cada rato excesos en mi generosidad que me suponían más que nada molestia por tener o bien que decir que no o bien que ceder a una obligación de dar que en realidad ni existe ni existía.
Quizá por eso he cambiado de religión: la generosidad la mantengo creo yo que naturalmente, pero lo sagrado es hacer las cosas porque de verdad tenga ganas de hacerlas, y si arreglo el mundo arreglarlo de la manera en que de verdad me apetezca hacerlo, ¿y cómo?: escribiendo, escribiendo, llegando, escribiendo con ganas, dándome con ganas, entregándome generosamente con ganas en lo escrito, egoísta y generosamente, pues el sagrado egoísmo en el que creo disfruta dándose y goza con ese disfrute, y para mí no hay ideal ninguno que justifique hacer daño, ni la justicia ni la verdad ni el amor ni Dios, y paradójicamente a veces el egoísmo que solo busca estar bien hace mucho menos daño y da y reparte mucha más felicidad que el supuesto altruismo que en nombre de equis ideales hace daño y daño incluso físico: la sagrada nación justifica violencias, terrorismos, represiones, with God on our side matamos y torturamos, insultamos en nombre de la ley, juzgamos y condenamos en nombre de religiones que dictan sin embargo que lo bueno es ni juzgar ni condenar
En fin: yo quiero ser sagradamente egoísta, y ya puestos: amor.




© del texto: Santiago Tena, 2007.

Imagen tomada de http://kvochex.wordpress.com/.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

sagradamente egoísta y sagradamente amante

:-)

santi

Aguila Diurna dijo...

El dar y compartir no pasa por la religión tiene que ver con la "humanidad".
Un besito!

Ester G. C dijo...

creo que debo pasarme más por aquí pa que me humaniceis más estos cachos de mí que se me escapam.

un abrazo.

isabel dijo...

"pero lo sagrado es hacer las cosas porque de verdad tenga ganas de hacerlas"


totalmente a favor

Alimontero dijo...

Si algo te hace hombre es tu Ser en Amor y consecuencia!

Un abrazo abrigadito!
Ali